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Todos conocemos cómo es un organigrama tradicional, la cadena de mando habitual. Hoy quería repensar el organigrama habitual al que estamos acostumbrados y convertirlo en un organigrama circular…
En la pirámide tradicional el CEO dirige, los directivos dirigen, los mandos intermedios dirigen y el personal de base… trabaja. Sin menospreciar el trabajo de los demás, claro. Sin embargo, se da esa impresión.
Hace poco un directivo de una empresa del IBEX me dijo bromeando: «Más o menos la evolución profesional de una persona funciona siguiendo este gráfico»:
«Cuando inicias tu carrera, empiezas trabajando mucho y teniendo muy pocas o ninguna reuniones y comidas de trabajo. A los pocos años, ya empiezas a tener reuniones y a tener comidas de trabajo. Y con el paso del tiempo, cuando ya has alcanzado un lugar en la cumbre de la pirámide, ¡sólo te dedicas a reunirte y a comer!»
La cuestión es que el organigrama tradicional nos dice dónde está el mando, quien dirige a quien. Pero yo creo que esto ya empieza a estar algo pasado de moda, que no tiene mucho sentido.
En Semco por ejemplo, en su manual de Supervivencia, encontrarás una cita que dice:
«En Semco no se utiliza un organigrama formal. Cuando es absolutamente necesario esbozar la estructura de la empresa, hacemos un esbozo en lápiz y nos deshacemos de él lo antes posible».
La cuestión es que los organigramas tradicionales desmotivan. Aquí un ejemplo:
Al final los de azul son los que trabajan. La clásica distinción entre white y blue-collars.
Por eso hoy te propongo algo distinto, un organigrama circular.
En el organigrama circular no hay jefes, hay servicio, unos sirven a otros, y todos sirven al cliente.
A la primera persona que se sirve es al cliente, que está en el centro del organigrama. El cliente es la razón de ser y el motivo por el cual la empresa existe, así que lo ponemos en el centro para servirle como se merece.
Seguidamente todos nos colocamos a su alrededor, desde el CEO hasta el director de operaciones, la directora de marketing, los mandos intermedios 1, 2 y 3, y los empleados que están en la base. Aquí un ejemplo:
Es obvio que todos tienen responsabilidades distintas, pero todos sirven al cliente.
- En el momento en el que los empleados de base piensan que «sirven» a sus jefes, estamos mal encaminados. Porque no estamos logrando que se asuma la responsabilidad.
- En el momento en el que los «jefes» piensan que quienes sirven al cliente son los empleados de base, estamos mal encaminados, se han encumbrado (estos siguen la carrera profesional que mostraba al principio, jeje).
Por eso un organigrama circular es más útil que uno tradicional (que yo no mostraría mucho a las personas, pues tiene un efecto desmotivador inmediato).
Un director de operaciones de una empresa con facturación de más de 1.200 millones de euros, llegó tarde a una reunión conmigo porque había estado atendiendo la reclamación de un cliente que no estaba satisfecho con la calidad de unas prendas de ropa que habían comprado sus hijas ¿39€? ¿y le llama el director de operaciones para resolver la incidencia?
Aunque no es la dinámica habitual, estas cosas ocurren en las empresas con organigramas circulares, todos sirven a su principal accionista: el cliente.
En estas empresas, nadie deja de pisar el suelo, todos sirven al cliente y se sirven entre ellos, aspiran a que el servicio sea excelente, y para ello se dejan de jerarquías, despachos gigantes y otras tantos elementos que según se ha demostrado (ver F.Herzberg) desmotivan. Las diferencias de estatus son un gran desmotivador y el organigrama tradicional las promueve.
En este vídeo también hablo del organigrama circular:
Espero que le des una pensada, quizás tu empresa pueda ser un poco más… circular…
Que tengas un gran día.
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