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No sé si alguna vez te has planteado Murtajāpur hacer un retiro en un monasterio, si has querido encontrar unos días de calma y tranquilidad para estar contigo mismo/a. Si es así, te hablaré de mi experiencia y de lo que allí puedes encontrar, quizás te pueda ayudar.
Esta entrada viene motivada por la respuesta a una lectora de este blog a la que la semana pasada prometí escribir sobre este tema. Pensé que quizás podría interesar a más personas y de esta forma hacía una respuesta pública a sus preguntas…
Antes que nada y para ser fiel a la verdad, ahí va la petición y mi respuesta en el post que escribía la semana pasada:
El tema de los Monasterios siempre me atrajo (no tanto como las religiones, no soy adepto a ninguna en particular) y en los últimos años todavía más, tanto que uno de mis libros está basado enteramente en un Monasterio. Si has leído «La Empresa que quería Salvarse y no sabía cómo» te habrás dado cuenta que el monasterio en el que habitan Bob, Samuel y Oliver junto con el padre Augusto es el Monasterio de Poblet.
La costumbre de retirarme a un Monasterio a escribir me viene desde el 2010, año en el que un cliente me habló muy bien de su experiencia en Poblet, de lo relajado que volvía, de la paz que sentía cada vez que se retiraba allí unos días. Desde entonces (Marzo del 2010) yo he ido unas 10 semanas, dos al año. En mi caso me gusta retirarme una semana al comienzo del año y otra en la segunda parte del mismo. También han ido muchos de mis clientes y amigos/as a los que he recomendado unos días de retiro.
Los monasterios benedictinos se rigen por la Regla de San Benito en la que además del funcionamiento interno del monasterio, el papel del abad, los tiempos y tareas, se indica que en el monasterio se debe ser hospitalario con los huéspedes al igual que lo fueron con Jesús:
baza sitios para ligar «Recíbanse a todos los huéspedes que llegan como a Cristo, pues Él mismo ha de decir: “Huésped fui y me recibieron”.
De esta forma y gracias a la hospitalidad de todos los monjes y monjas de los monasterios benedictinos podemos alojarnos unos días en cualquiera de ellos y pasar unos días de silencio y mirada atenta hacia nuestro interior, http://ccemx.org/?kartoxa=citas-chicas-nar%C3%B3n&4e2=d0 es lo que tiene el silencio, que te encuentras contigo mismo/a.
En cada país generalmente encontrarás monasterios de este tipo, en España son muy conocidos los Monasterios de Silos, Leyre, o Montserrat. Cada uno de ellos tendrá unas normas distintas, pero en definitiva todos ellos son parecidos en la forma de entender la regla de San Benito y alojar a los huéspedes. En alguno de ellos hay que pagar por hospedarse (Silos) y en otros únicamente te piden la voluntad. Estas ayudas son importantes para mantener a los monasterios.
Los monjes llevan a cabo diferentes actividades dedicadas a proveer de comida o ingresos al monasterio o de mantenerlo en condiciones. De esta forma es habitual que los monasterios tengan una huerta, viña, panales de abejas para la miel, y también que tengan negocios como puedan ser una imprenta, la venta de productos artesanos, etcétera.
El día a día de un monasterio está marcado por la liturgia de las horas, en la que varias veces durante el día los monjes acuden a orar. Ora et labora (reza y trabaja) es uno de los preceptos principales de la orden. De esta manera, un huesped puede acudir a cualquiera de estos momentos a compartirlos con ellos: Maitines (5:00 am), Laudes (7:00 am), Misa (8:00am), Plegaria del mediodía (12:45am), Vísperas (18:30), Lecturas (20:30), Completas (20:45). En cada monasterio habrán unos tiempos posiblemente distintos y se realizarán unos u otros oficios. Hay órdenes en las que se llevan a cabo más momentos de oración, dependiendo de su forma de entender la vida en comunidad. No es obligatorio para los que nos hospedamos allí asistir, aunque si te gusta el canto gregoriano lo disfrutarás.
En Silos o Poblet sólo puedes convivir con los monjes (desayunar, comer, cenar y habitar en la hospedería interior del monasterio) si eres hombre (lo siento por el público femenino). Si eres mujer hay algunos monasterios en los que hay una hospederia para mujeres e incluso mixta. Sin embargo, en muchos lugares reservados para hombres se ha construido una hospedería exterior en la que se pueden alojar personas de ambos sexos. La única diferencia es que no se habita dentro del monasterio.
Poblet fue construido en el 1150 aproximadamente, desde entonces se ha ido envejeciendo y también reformando. Silos se construyó todavía antes. Su estado es muy bueno y actualmente es patrimonio de la humanidad por la UNESCO. Merece la pena visitarlo aunque sea en la visita guiada que hay cada día para turistas. Los huéspedes no nos cruzamos con turistas, durante los cinco días que suelo estar allí no veo más que a algunos huéspedes más, y a los veinte o treinta monjes que suele haber en el Monasterio.
Lo que hago allí es fundamentalmente ser y estar, algo que es muchas ocasiones y por la prisa de nuestro día a día en la rutina cotidiana no nos permitimos hacer. El «Ser» tiene que ver con saber quién soy, conocerme mejor, volver a encontrarme conmigo mismo, con mis temores, deseos, anhelos… con todos los «yo» que pueden haber dentro de mi y a los que no siempre escucho. El «Estar» tiene que ver con disfrutar del momento presente, con ver el amanecer, notar mi respiración, con escuchar el canto de los monjes, con ver como las golondrinas revolotean al atardecer desde la muralla. También es cierto que siempre llevo algún libro que acabar o empezar. Es decir, que algunas horas del día se me pasan escribiendo, un lenguaje que como sabes utilizo a menudo.
En Silos o Poblet siempre te pasan cosas que merecen la pena, momentos de esos que hacen mella, instantes mágicos y significativos. También puedes conocer a otros huéspedes si quieres. Yo cuando voy no soy de hacer amigos, para eso ya tengo el resto del año, pero recuerdo con mucha intensidad buenos momentos con personas como el Padre Gabriel de Perú y algunas otras personas que quedan grabadas en el corazón.
La relación de los huéspedes con los monjes no es de ningún tipo en particular. Si un huésped quiere audiencia con un monje puede pedirlo y tendrá a alguien con quien hablar, a quien contarle una preocupación o un problema, se sentirá escuchado y recibirá consejo. Si no quieres no es necesario hablar con ninguno de ellos ni siquiera saludarlos. La vida monacal es una vida que ocurre en silencio interior fundamentalmente, se habla si es necesario, pero si no se está en silencio. Por eso las comidas son en silencio, escuchando las lecturas de un monje cada semana, pero en silencio.
La rutina que ocurre en Poblet te acaba cautivando después de un par de días, te acabas sintiendo parte de la vida en comunidad, uno más entre todos. Y de alguna forma sientes que no es necesario hablar, hacer, ni mucho menos tener prisa por nada. Entonces descubres porqué se crearon este tipo de lugares, qué transmiten y qué sentido tiene la vida en comunidad.
También es cierto que en toda estancia descubro una noche oscura, uno de esos días grises en los cuales parece que todos tus fantasmas han venido a visitarte. Esto es habitual, nos ocurrirá en un monasterio o en cualquier otro lugar en el que estemos a solas con nosotros mismos. Cuando nos detenemos unos días es cuando nos hacemos las grandes preguntas, cuando algunas partes de nuestro ser, olvidadas por las prisas, vuelven a alcanzarnos y nos dicen «eh, te habías olvidado de nosotros». Ese día y esa noche oscura hay que vivirla ya que después amanece. Quizás ese amanecer y lo que viene después sea de lo mejor que hay en la experiencia de estar vivo.
Al final y después de todo, el día en que vuelves a casa parece que hayas estado en otro mundo, en una especie de «cielo» en la tierra, entonces todo parece diferente, esa es la magia.
Si quieres ir a Silos entra en www.abadiadesilos.es llama al Padre Hospedero (Padre Moisés)
Si quieres ir a Poblet entra en www.poblet.cat y llama o envía un email al Padre Hospedero. Ya me cuentas.
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