Crecimiento: El día que me enamoré de las subidas
No empecé a disfrutar de los viajes en bicicleta de montaña hasta que me enamoré de las subidas. Eso es lo que muchos llaman crecimiento. En mis primeros recorridos, acostumbraba a esperar a que llegara una llanura en la que pedalear libremente, o mejor todavía, una bajada, en la que el pedaleo cesara y pudiera sentir como el viento acariciaba mi rostro a medida que la altura descendía. Sin embargo, pasados los veinte minutos que suele durar la bajada de un desnivel considerable, llegaba de nuevo a mí la sensación de desazón porque se había terminado lo mejor de la ruta y volvía una subida de una o dos horas de duración. Me enamoré de este deporte el día en que aprendí a disfrutar de las subidas. De hecho el ochenta por ciento de una ruta o viaje estás subiendo, por lo que más le vale al que lo practica que aprenda a cogerle el gusto. Ahora cuanto mayor es la subida, mejor. Es lo que me digo a mí mismo, ¡¡Fascinante!!!