Hacia la gestión del miedo

El miedo, esa emoción que nos hace sentir ansiedad en ciertos momentos de nuestras vidas, es quizás la emoción más potente que existe, pues detrás de ella se esconden toda una serie de regalos inimaginables. La gestión del miedo me parece fundamental.

Gestiona el miedo y todo irá mejor

El miedo tiene mala fama, pero no por ello es una emoción negativa. Se trata de una emoción básica (consulta aquí para conocer las 4 emociones básicas) muy estudiada, porque de ella dependen una gran parte de nuestras reacciones y resultados en la vida.

Al miedo asociamos todas sus primas hermanas, es decir, el racimo de emociones que están en su constelación: estrés, ansiedad, vértigo, pánico, celos, terror… todas ellas giran alrededor del miedo.

El miedo, bajo mi punto de vista es quizás la emoción más activadora que existe, además de la alegría. Porque nos ayuda a prepararnos psicológicamente para algo. Cuando uno tiene algo importante que hacer, siente algo de miedo ¿verdad?

Podríamos decir que su función saludable es la de indicarnos que algo es importante, o que algo puede estar en peligro si no hacemos las cosas bien.

• El primer día que te atreves a besar a la futura mujer/hombre de tu vida sientes algo de miedo.
• El día que te examinas de una prueba importante sientes algo de miedo.
• Cuando te van a dar una noticia muy importante tienes sensación de vértigo.
• Si alguien coqueteara con tu pareja es habitual sentir esa sensación de celos que todos hemos podido vivir alguna vez.

Todas estas razones y muchas más el cerebro las  suele interpretar como «ocasiones importantes» y por este motivo sentimos miedo. Creemos que algo está en peligro.

La clave con el miedo no reside tanto en evitarlo como en comprenderlo.

Cuando comprendemos el miedo ya no tenemos necesidad de huir de él, simplemente lo aceptamos. Es entonces cuando se transforma.

Podríamos decir que cualquier persona que afronta una situación importante siente algo de miedo. Shakira cuando sale al escenario delante de 10.000 personas tiene que sentir algo de miedo, de lo contrario no estaría cuerda. Pues no se puede permitir fallar y poner en evidencia falta de preparación de la actuación o cualquier otro posible error que ocurra.

Es normal que sintamos miedo ante una situación importante, eso nos ayuda a prepararnos.

El problema es cuando el miedo nos está impidiendo avanzar con claridad, tener más inseguridad de la cuenta y paralizarnos. Es entonces cuando el miedo ya no es saludable.

De ahí que invite a muchas personas a conocer sus miedos, a abrirles la puerta y hablar con ellos. A mi la meditación de la mañana siempre me trae algún miedo. Mi función no es tanto huir de él sino comprenderlo. Después de haber observado al miedo, suele pasar que se desvanece.

Creo que nos hacemos más fuertes en la medida en la que aceptamos y afrontamos nuestros miedos. Crecemos cuando sentimos miedo y le decimos «Gracias por venir. He recibido tu mensaje. Ahora ya me ocupo yo de esta situación».

Si no lo escuchamos, el miedo suele seguir insistiendo. Pero cuando hablamos con él, parece que deja de existir. Me resulta fascinante.

En los últimos 38 años no he dejado de sentir miedo por uno u otro motivo, siempre habrán cosas importantes en mi vida que tema perder. Creo que la lección empieza a estar aprendida: si no me puedo deshacer del miedo, me haré amigo de él. Y en ello estamos.

Te invito a hacer del miedo un indicador de que las cosas que están por venir son importantes, pero nunca permitir que te paralice, porque el miedo está ahí para hacerte uno de los regalos más importantes de esta vida: Lo importante es importante y hay que prestarle la atención necesaria.

Que tengas un gran día.