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No sería justo continuar escribiendo en este blog sin hacer tributo a Nelson Mandela, después de la semana pasada falleciera. Sin duda son muchos los aprendizajes que nos deja uno de los líderes más influyentes de la historia. Hoy he cogido mi libro de citas de Mandela «Nelson Mandela por sí mismo. El libro de citas autorizado» (Plataforma Editorial 2011) y no me ha costado encontrar entre sus frases auténticos tesoros. Quizá lo más importante de la vida de Mandela es que no creo que hubieran palabras que salieran de su boca que no concordaran con sus actos, algo tan incumplido hoy por nuestros dirigentes.
Cuando el marketing se apodera en exceso de la vida política, desaparecen los hombres y mujeres íntegros. ¡Mandela, cúanto nos dejas por aprender!. Ahí van algunas de sus frases.
-Las heridas que no pueden verse son más dolorosas que las que están a la vista, que puede curar cualquier médico (Revisitando Robben Island, Ciudad del Cabo, Sudáfrica, 11 de Febrero de 1994)
–Yo soy fundamentalmente un optimista. Si lo soy por naturaleza o por crianza, no lo puedo decir. Una parte de ser optimista es mantener la cabeza apuntando al sol y los pies siempre moviéndose hacia adelante (De El largo camino hacia la libertad, 1994)
-He descubierto que adoptar un tono moralmente superior al del oponente nunca ayuda en las discusiones (De El largo camino hacia la libertad, 1994)
-A veces ser grandes recae sobre una generación. Vosotros podéis ser esa generación. Dejad que vuestra grandeza alcance su plenitud. (Discurso para la causa «Hagamos que la pobreza sea historia», Trafalgar Square, Londres, 2005)
-Yo aprecio mucho mi libertad, pero todavía me preocupo más por la suya (De una carta en respuesta a una oferta de libertad condicional, 1985)
-El hábito de prestar atención a los pequeños detalles y de mostrar aprecio por los pequeños gestos de cortesía es uno de los rasgos que distinguen a una buena persona (De una carta a Zanani Mandela escrita en Robben Island, 1979)
-Existe una veta de bondad en los hombres que puede estar enterrada, o escondida, y que luego emerge inesperadamente (De El largo camino hacia la libertad, 1994)
-Para ser un agente efectivo para la paz, no sólo tienes que perseguir cambiar la comunidad y al mundo. Lo más difícil es cambiarte a ti mismo antes de intentar cambiar a los demás (Al recibir un premio en Montecarlo, 2005)
-La esperanza es un arma muy poderosa y ningún poder sobre la tierra puede privarte de ella (De una carta a Winnie Mandela, Robben Island, 1969)
–Encargaos de que donde vivís la gente que os rodea sea feliz y esté cargada de esperanza (En la inauguración de una clínica, 2002)
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