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Ayer compartía experiencias con un empresario que había tenido fidelidad de uno de sus mejores clientes durante más de diez años. Sin embargo, un pequeño cambio de rumbo hizo que la fidelidad del cliente se fuera por tierra. Esto me hizo reflexionar sobre lo que debemos esperar y lo que no de nuestros clientes.
¿fidelidad del cliente?
Quizás sea uno de los temas más estudiados por las empresas, ya sabes que cuesta diez veces más hacer un cliente nuevo que mantener uno actual. Sin embargo, la fidelidad del cliente está sobrevalorada, acabamos creyéndonos que por hacerlo todo bien, por tener un servicio extraordinario y un producto alucinante nuestro cliente nos será fiel por siempre.
Los clientes son caros, cuestan de encontrar en esta economía en la que existe un exceso de oferta y una escasez de demanda, es normal que cuando uno los consigue quiera que sea como uno de esos amores pasionales que queremos que duren toda la vida.
La fidelidad es clave. Es cierto que debemos estar orientados hacia ella, hacia una experiencia del cliente excelente. Nuestro objetivo sería la fidelización al 100%, no perder ningún cliente. Pero al igual que yo, sabes que es una quimera. Como destino está bien, es una buena Ítaca, pero lo importante es hacer las cosas bien por el camino. No importa si pierdes algún cliente, lo importante de verdad es que sigas sembrando semillas, que sigas creando oportunidades nuevas, que sigas avanzando.
Si lloramos demasiado por haber perdido un cliente es que algo no hicímos bien antes.
La fidelidad para siempre no existe, un cliente te es fiel durante un tiempo. Aunque ahora sepas que tus clientes te son fieles, no pongas la mano en el fuego, porque los años pasan, las cosas cambian… Y quienes más cambian son los directores y responsables de compras, entonces es cuando la fidelidad se cae por los suelos.
A esta empresa le había pasado algo parecido, un cambio en el área de compras de la misma había provocado que se revisaran todos los contratos, que se buscaran más opciones, y que al final se eligiera otra opción con la que el nuevo responsable de compras sentía que se podía colgar una medallita.
Consecuencias negativas:
- El cliente compra un producto inferior creyendo que tiene las mismas cualidades que el anterior.
- La empresa proveedora del cliente pierde un 15% de facturación anual (rozando el límite, recuerda que los taburetes de 3 patas no son buenos para sentarse).
Consecuencias positivas:
- El cliente compra a un precio inferior fruto de la nueva comparativa y ajuste de precios.
- El responsable de compras recibe una palmadita en la espalda fruto del ahorro provocado.
- A mi me dan ideas para escribir este post, sin esta experiencia no sería posible.
Que tengas un gran día
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