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Cuando gestionamos nuestra productividad personal o de un equipo, creo que la capacidad de anticipación es uno de esos aspectos cruciales que marcan la diferencia, te explicaré porqué…
Despertando la capacidad de anticipación
Son las 22:07, es viernes 27 de Noviembre y acabo de llegar a Madrid, mañana trabajaré todo el día aquí realizando un programa de mejora comercial para gimnasios. Ya he cenado de camino, y ahora elijo escribir este post. No me dará tiempo a hacerlo el próximo Martes 1 de Diciembre, el día en que saldrá publicado este artículo, y en el que viajaré desde las 6:00 de la mañana para estar un par de días trabajando el liderazgo con directivos y mandos intermedios de una de las principales empresas nacionales de productos electrónicos.
Ahora tendría cosas mejores que hacer, pero cuando gestionas tu tiempo no te centras en lo que más te apetece, sino en lo que más efectividad tendrá con los resultados. Uno de los principales errores que cometemos al gestionar la productividad personal es andar detrás de todas aquellas tareas que más te apetece realizar. En lugar de en las que toca.
Por eso la capacidad de anticipación me parece una competencia clave hoy en día para cualquier profesional, no mirar a lo que tengo que hacer mañana, sino a lo que tengo que hacer las dos próximas semanas.
Cuando planificamos la agenda, no tenemos que gestionar lo más próximo únicamente, la clave reside en gestionar lo que está por venir, en anticiparse a ello para que no nos pille el toro ¿te ha pasado alguna vez?
Generalmente las personas acaban por llegar justas de tiempo a las fechas límite, los deadlines los cumplimos por minutos, el estrés se acumula en ti y envejece tus arterias, aumenta tu tensión arterial y agarrota tu espalda. Es posible que lo hayas vivido alguna vez, esto de ir con prisas por la vida es muy actual.
Casi todo se puede solucionar con capacidad de anticipación, con no dejar para mañana lo que podrías hacer hoy, con empezar a acometer ya algunas de las tareas que tendrás que presentar en dos semanas. Por este motivo, yo escribo este post, porque sé que el Sábado, Domingo y Lunes ya están programados y llenos de tareas, no me queda otra que escribir un viernes por la noche a las 22:30 para algo que se publicará el martes.
Esto no es normal de todos modos, lo de trabajar los Domingos no es que sea costumbre, es que como comenté hace unos días, en estos dos meses jugamos la Champions, y eso implica rigor, disciplina y método.
Quizás sea útil que pienses sobre estas preguntas:
- ¿En qué medida sientes que las tareas se te echan encima, sin tener un control real sobre ellas?
- ¿Cuánto tiempo vives bajo la ansiedad que provoca la urgencia?
- ¿En qué medida te anticipas a lo que está por venir?
- ¿Haces lo que más te apetece hacer o lo que toca hacer?
- ¿Qué podrías empezar ya para anticiparte a lo que está por venir?
Comparto con muchas empresas estos temas, y en muchas de nuestras organizaciones (me atrevería a decir que en el 90%) no existen culturas de gestión de la productividad personal, métodos para la gestión del tiempo que como individuos y como grupos nos hagan ser más efectivos.
Falta tomarse en serio lo de la eficiencia y productividad personal en las empresas.
Más que programas de gestión del tiempo (que el año que viene realizaré como cada año, espero que en Madrid, Sevilla, Bilbao y Valencia), creo que lo que necesitan muchas empresas son intervenciones para mejorar su productividad, no tanto en plantas de producción (que también), sino más todavía en ambientes de oficinas. Los white-collar workers son los que más pierden el tiempo, los que menos saben gestionar sus prioridades y los que acaban siendo llevados por el torrente de trabajo, en lugar de enfocarse en lo realmente importante.
Lo que falta en las empresas es cultura de productividad y eficiencia.
Si quieres saber más sobre esto y si quieres que te echemos un cable en tu empresa, quizás pueda ayudarte, si la agenda lo permite.
Que tengas un gran día.
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