Crecimiento: El día que me enamoré de las subidas

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No empecé a disfrutar de los viajes en bicicleta de montaña hasta que me enamoré de las subidas. Eso es lo que muchos llaman crecimiento. En mis primeros recorridos, acostumbraba a esperar a que llegara una llanura en la que pedalear libremente, o mejor todavía, una bajada, en la que el pedaleo cesara y pudiera sentir como el viento acariciaba mi rostro a medida que la altura descendía. Sin embargo, pasados los veinte minutos que suele durar la bajada de un desnivel considerable, llegaba de nuevo a mí la sensación de desazón porque se había terminado lo mejor de la ruta y volvía una subida de una o dos horas de duración. Me enamoré de este deporte el día en que aprendí a disfrutar de las subidas.  De hecho el ochenta por ciento de una ruta o viaje estás subiendo, por lo que más le vale al que lo practica que aprenda a cogerle el gusto. Ahora cuanto mayor es la subida, mejor. Es lo que me digo a mí mismo, ¡¡Fascinante!!!

Reflexionando sobre mis viajes en bicicleta de montaña y su aplicación al entorno empresarial, me llegan un sinfin de pensamientos. Entre ellos, la idea de abrazar la incertidumbre, el cambio y la complejidad, de «enamorarse» de ellos, pues son parte, sin duda, del entramado en el que las empresas nos movemos. Un profesional que no disfrute de los tiempos de dificultad será altamente infeliz, porque es lo que nos encontramos la mayoría de empresas a lo largo de nuestra trayectoria.

Alguien que abrace lo complejo tendrá muchas más opciones de disfrutar, eso es crecimiento, incluso en tiempos difíciles.

Aún así, siempre es bueno dejar un espacio para la queja y sentir el desasosiego, pero una vez pasados estos… a subir.

La metáfora que me viene a la cabeza es siembra, siembra, siembra… sin preocuparte de cuando recogerás. Si eres vendedor, siembra. Si eres un empresario que acaba de empezar un nuevo proyecto, siembra. Si acabas de llegar de vacaciones y estás desubicado, siembra. Si estás afrontando serias dificultades, siembra.

No dejes de sembrar, la cosecha, al igual que la bajada, vendrá algún día, pero eso sí, será efímera, delgada y seductora. Seductora, porque siempre te querrás quedar apegado a ella, confluyendo con ella. Esta idea de quedarse anclados a los momentos más placenteros, es más una invención que entre todos hemos intentado crear, la búsqueda del placer constante en la que se basa una buena parte de nuestro modelo socio-económico. Sin embargo, por mi experiencia, aunque la vida tiene las mismas subidas que bajadas, la subida dura más tiempo y en ella se suda más.  Por lo que no nos queda otra que aprender a ser felices, incluso en las subidas. Y recuerda, la próxima vez que tengas una fuerte subida frente a tí, di ¡Fascinante!

Espero verte subiendo a mi lado. Un abrazo.

César Piqueras

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4 comentarios en “Crecimiento: El día que me enamoré de las subidas”
  1. Excellent advice, César. You write so well.

    I too enjoy mountain bike. But I confess: «más paseo marítimo que montaña…»
    It is easier. I go out with my 9 year old son and he is always 100 metres in front of me.

    Very best wishes from Kevin ( A Coruña)

  2. Sé muy bien de esa sensación y enamoramiento. En parte se trata, de conocer el sufrimiento del esfuerzo personal para saborear más profundamente el dulce sabor de su recompensa.
    No puedes bajar si todavía no has subido. Así que… sube!!

    Un saludo César.

  3. Vaya César, me llega tu post justo el día que he decidido venir a trabajar en bicicleta, estoy sudando pero contenta de no haber gastado un duro, de haber hecho ejercicio y empiezo el dia bien. Fascinante!!!!

  4. Mi padre siempre me dice: «Siembra y recogerás.» César, dices: sembrar, sembrar y sembrar = pasa a la acción, no te pares, muévete. Esto me lo enseñaste con tu buen hacer como Coach. Gracias.

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