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Vivimos con un altísimo sentido de urgencia, la velocidad a la que nos ocupamos de las cosas aumenta y nuestra vida es cada vez más caótica. Paradójicamente según pasa el tiempo, disponemos de menor calidad de vida. Ante esta situación, muchas empresas se preguntan cómo reducir el estrés. Las empresas ansían ser mejores lugares de trabajo y al mismo tiempo ganar en productividad, un mix que puede ser explosivo sino es bien gestionado. El estrés es una enfermedad cada vez más relevante según avanzamos en el siglo XXI, se calcula que para las próximas décadas nuestros niveles de estrés habrán aumentado considerablemente y serán junto con las enfermedades mentales una de nuestras pandemias. Reducir el estrés debería de ser uno de los fundamentos o valores sobre los que deberíamos de cimentar nuestro futuro personal y profesional. De lo contrario, acabaremos corriendo de un lado para otro como pollo sin cabeza.
«Tu nivel de estrés determina tu felicidad, una persona estresada no tiene la sensación de haber vivido satisfactoriamente, ni tampoco feliz»
¿Qué podemos hacer para reducir el estrés?
Cuando hacemos alguna intervención para reducir el estrés en las empresas nuestro principal objetivo es actuar sobre tres factores fundamentales:
1. Rediseño del puesto de trabajo.
El puesto de trabajo no siempre está bien diseñado. En ocasiones hay personas que asumen un exceso de funciones o responsabilidades y esta disfunción no puede sino aumentar el nivel de estrés. En otras ocasiones una mesa está situada en un lugar poco apropiado que facilita la sensación de estrés del trabajador. En otras ocasiones ruídos, conversaciones muy altas, poca luz y ventilación hacen que un lugar de trabajo sea propenso a causar estrés en los empleados. El liderazgo, cuando no es el adecuado, provoca estrés, quizás sea la mayor causa de estrés en nuestros días. Hace unos años, casi 3 de cada 4 personas dejaban su puesto de trabajo por la mínima calidad de liderazgo de su jefe directo.
2. Aprender habilidades para gestionar el estrés
Cuando el puesto de trabajo no se puede rediseñar más, debemos aprender a gestionar nuestro tiempo, las demandas del exterior (estresores), aprender a decir «no», aprender a organizar, planificar y priorizar nuestras tareas y proyectos, aprender habilidades para comunicar de forma efectiva (y no perder el tiempo), y otras tantas relacionadas con profesionalizarnos.
3. Reducir el estrés residual
Aunque hayamos rediseñado nuestro puesto de trabajo y aprendido habilidades para gestionar el estrés, siempre quedará en nosotros un estrés residual que tendremos que eliminar. Para ello será necesario que cada persona sea capaz de hacer actividades propicias a eliminar tensiones: Hacer ejercicio, recibir un masaje periódicamente, tomarse la tarde libre, leer un libro, dar un paseo… Cada uno de nosotros sabemos todo aquello que nos sienta bien. Suele ocurrir que en situaciones de mucho estrés dejamos de hacer este tipo de actividades. Tener ciertos hábitos para reducir el estrés hará que nuestros niveles nunca sean alarmantes ni se acerquen al burnout.
Y tú ¿Qué haces para reducir el estrés?
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